lunes, 15 de octubre de 2012

La historia de un pez feliz

Hace unos días conté que estaba restaurando varios cajones de tipografías. Particularmente, éste me llevó un tiempito extra, ya que la única forma de limpiarlo en profundidad era sacándole la base. Por lo tanto, armada de paciencia, saqué clavito por clavito. No me puse a contarlos, pero eran muchos!! 






Limpieza del cajón de tipografías
Cuchita Bacana




Una vez retirada la "tapa", pude limpiarlo y lijarlo bien. Finalmente, le di  una mano de barniz satinado. La verdad, no soy muy amiga de los barnices, prefiero un acabado más natural como el que te permite la cera, o la goma laca, si es un mueble de estilo clásico. Pero en este caso, prioricé la facilidad para manetenerlo limpio y la verdad que quedó muy bien.


Pero volvamos al cajón. Una vez listo, vacío y limpito pensé "y ahora qué".  Me imaginé un gran scrabble. Y entonces, sobre  pequeñas maderitas que corté para tal fin,  dibujé, pinté, y pegué letras sueltas.  Las primeras palabras surgían fácilmente: casa, amor, luz…Y así varias. Pero hete aquí que se me complicó cuando, siguiendo las reglas de este juego, empecé a cruzarle palabras. Que significa `onzi´: nada. Y `zapi´, sí, ok, pizza alverre, pero no vale.  Después de un rato de sensaciones tan poco estimulantes, como frustración, aburrimiento, etc, y a punto de tirar todo por la ventana, decidí lo que se ve a continuación. Está bien, no es un una historia digna para el Nobel a la literatura, pero tiene un final feliz. ¡¡Y qué mejor que hacer feliz a un pez enamorado de una rana!!




Vista cajón de tipografías
de Cuchita Bacana
Si te gusta y querés tenerlo en tu casa,
hacé contacto con cuchitabacana@gmail.com
Podes llevartelo vacío o con todas  letras y piedras decoradas


 





1 comentario:

Dejá tu comentario aquí